El
que decide es el viento. El viento que se
lleva
la aventura, el infolio y la canción.
LEÓN
FELIPE
clavado
como un grito en los pulmones.
Caen
las hojas muertas, los poemas
amarillos
y yertos del crepúsculo.
Escribo
contra el viento, con el viento
mojándome
las sílabas; el llanto
humedece
la noche fatigada
entre
calles huyendo de la tarde
y
desnudos árboles solitarios,
la
noche de cemento, acristalada,
con
luces vacilantes que rehúyen
el
ruido, la hojarasca, la inmundicia.